Biografía basada en la investigación de José Antonio Lacárcel Fernández (Lacárcel, 2021, p. 41-58)
José Antonio Lacárcel la describe en sus escritos como una mujer de fuerte personalidad artística y exquisita sensibilidad que dejó una obra no muy extensa pero sí digna de admiración, estudio y recuperación. Con un hondo sentimiento en las obras de carácter religioso, intensidad no exenta de cierta visión poética en otras de sus obras; carácter festivo en alguna de sus canciones y en sus deliciosos villancicos que tanto éxito tuvieron.
Para Lacárcel, 2021, Paulina Cabrera es un claro exponente de la importancia que las mujeres llegaron a tener a lo largo del siglo XIX. Demuestran su capacidad creadora y hacen gala de una fuerte personalidad contrario a las imágenes que tenemos en mente de jóvenes que reciben una educación para el diletantismo, donde el piano era el protagonista de una educación tradicional, constante en buena parte de la aristocracia y la burguesía. Paulina y otras mujeres creadoras superaron los obstáculos que suponía una sociedad un tanto decadente y anquilosada. Estas mujeres triunfan como creadoras, autoras de numerosas partituras que, muchas veces, han quedado relegadas a un injusto olvido, porque en el siglo XIX sigue
manteniéndose un pensamiento que relega a las mujeres a un papel secundario, complementario del varón, donde el hombre tiene todo el poder y la mujer queda en clara situación de injusta
inferioridad. Esta clara discriminación también estaba basada en el miedo a que las mujeres demostraran superioridad.
Paulina Cabrero nació sobre el año 1822, la primera de cuatro hermanos, en el seno de una familia con grandes posibilidades económicas y con un importante prestigio social dentro de la alta burguesía madrileña. Su padre, Pablo Cabrero y Cosculluela, además de héroe militar, fundó la finca de Vista Alegre de Carabanchel y tomó las riendas de la Real Fábrica de Platería de Antonio Martínez, la cual pertenecía por herencia a su esposa Josefa Martínez. Además creó el Diorama de Madrid, el primer espectáculo de este tipo en España, y fue uno de los fundadores del Liceo Artístico y Literario de Madrid. Su hermana Julia Cabrero nació tan sólo un año después, en 1823; Enriqueta, en 1827, y Pablo, en 1830, muriendo Josefa, la madre de los pequeños, en el parto.
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Nueva fachada, ampliación solicitada por Pablo Cabrera |
La compositora se inició en la música a una edad muy temprana. Ella y sus hermanas, tuvieron la posibilidad de ingresar en el colegio Las Concepcionistas, donde recibieron una educación musical esmerada. Con la muerte de su madre, en 1830, Paulina, Julia y Enriqueta abandonarían el colegio y continuarían su educación de forma privada. Tras este trágico suceso, sería Rosario, la prima de estas, la que, junto a Joaquín Cabrero (padre de Rosario y hermano de Don Pablo Cabrero) y una institutriz llamada Javiera de Girón, se ocuparían de parte de la educación musical de las tres jóvenes. La enseñanza de Pablo, sin embargo, se enfocó al mundo de los negocios. El que las niñas aprendieran música era algo muy extendido en la actualidad del momento, lo que demuestran estas líneas de Espín y Guillén para la revista Iberia Musical:
"De todas las diferentes clases que concurren a formar la educación de nuestras jóvenes, acaso sea la música la que contribuye más esencialmente a dar realce a nuestras niñas, colocándolas a una altura elevada, donde se dejan admirar por su talento y bellísimas prendas físicas y morales" (Paulina Cabrero y Martínez, 2022)
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Isabel II con su hija Isabel, princesa de Asturias, 1855. Obra de Franz Xaver Winterhalter |
En su infancia, ya era capaz de tocar el piano con destreza y tuvo la oportunidad de cantar frente a figuras importantes del momento. Tanto ella como sus dos hermanas cantaron e interpretaron música desde muy jóvenes ante la familia real (primero para Fernando VII, y posteriormente, para Isabel II), y colaboraron en conciertos benéficos y otros acontecimientos sociales importantes. Tanto ella como sus hermanas, Enriqueta y Julia, fueron reputadas cantantes e instrumentista, siendo contratadas para los conciertos homenaje a la Reina -Isabel II- y la Familia Real. Paulina Cabrero, además de cantar, tocaba el piano, el armonio y el arpa. Sin embargo, lo que le concedió verdadera fama es que, desde muy joven, también se dedicaba a la composición.
Como ya mencionamos, Paulina desde muy pronto demostró especial aptitud para la música. Iniciándose primero en su propio hogar, siendo su madre la que le da las primeras lecciones. Después, se hace cargo de su educación musical don José Cruz, y más adelante
el destacado compositor don Mariano Rodríguez de Ledesma. Su precocidad se
pone pronto de manifiesto, cuando compone Temores de la |
Primeras impresiones musicales (1843) |
inocencia con sólo trece años y donde ya muestra que poseía
unas condiciones realmente excepcionales y un talento como compositora que demostraría con los años, hacia unas obras cada vez más pulidas, más
perfectas y acabadas. Sus cualidades hacen posible que se convierta en discípula
de Baltasar Saldoni que siempre admiró su capacidad. Muy
joven se convirtió en Socia de Mérito del Liceo madrileño y pronto sorprendió con
la publicación de un Himno a S.M. la Reina Gobernadora y sus excelsas hijas con texto del poeta Romero Larrañaga. La obra está concebida para cuatro
voces y acompañamiento de piano.
El año 1840 es importante en la vida y en la obra de Paulina Cabrero,
porque, junto a su padre, visita París. La capital francesa ejerce
una positiva influencia en la joven compositora que perfecciona sus nociones de
canto, recibiendo las enseñanzas de Giulio M. Bordogni, y es asidua a las llamadas soirées artísticas y literarias donde solía reunirse la
crema de la intelectualidad francesa y europea. Esta relación con Francia explica que fuera una de las compositoras con las que se consolidó el género romanza en España, pues con la llegada al trono del rey Luis Felipe, la romanza experimentó un gran auge en París, lo que terminaría extendiéndose a la península ibérica.
Tras esta experiencia
volverá a Madrid y desarrollará una importante actividad compositiva, así como su faceta de cantante, pianista y organista, aunque
siempre en círculos bastante cerrados, de familiares y amigos, reuniones que se reflejan en periódicos de la
época, que no escatiman en elogios hacia Paulina. La mayoría de sus obras las compuso entre los años 1838 y 1845, momento en que el salón de su padre, don Pablo Cabrero- lugar en el que la compositora estrenó sus primeros trabajos- era uno de los más cotizados en Madrid. A este período corresponden sus Primeras inspiraciones
musicales (1842) y La tumba de mi madre importante obra que tendrá amplia repercusión en la
prensa especializada. Con texto de
Romero Larrañaga, es un canto de amor y añoranza ante el recuerdo de su madre
ya fallecida. La imprenta Lodre publicará buena parte de la producción de Paulina
Cabrero y en 1843 dará a conocer Ecos de Alegría, conjunto de canciones
españolas basadas en textos de su fiel amigo el poeta Romero Larrañaga. Del
mismo año son los maravillosos Villancicos de Navidad. A raíz de su matrimonio con el que sería el general Ahumada, y su traslado temporal a
Valladolid, parece decaer su producción, pero sigue manifestando una
gran actividad y fomenta reuniones en las que se trata de música, de poesía, de arte, en un ejemplo claro
de refinamiento intelectual. Tras enviudar y hasta el
momento de su muerte, sigue desarrollando diversas
actividades entre las que destaca su filantropía.
Una de las primeras
referencias acerca de Paulina corresponden a su profesor y admirador, Baltasar Saldoni. En su diccionario
biográfico le dedica un breve apartado en el que da cuenta
de la fecha de nacimiento de Paulina pero seguidamente hace referencia a una
obra de Antonio Fargas y Soler en la cual se traza una semblanza biográfica
de Paulina Cabrero. Saldoni no reproduce íntegra la reseña que hace Fargas,
llevado por unos raros escrúpulos ante el hecho de ser Paulina, "una de nuestras
más predilectas discípulas no nos parece conveniente trasladar dicha biografía...
a fin de que no se diga que somos parciales con nuestras alumnas". Además se refiere a las 56 obras de Paulina, unas de género religioso y otras de música instrumental y vocal (Lacárcel, 2021).
Lacárcel cita a la profesora Celsa Alonso González y su documentado
trabajo titulado La canción española desde la monarquía fernandina a la
restauración alfonsina donde hace alusión a cómo triunfan
obras de Carnicer, Soriano Fuertes, Espín y Guillén, Paulina Cabrero y otros. Como son bien recibidas entre la burguesía y la aristocracia y añadiendo: "El italianismo se advierte en algunas producciones de Saldoni, Florencio Lahoz,
Paulina Cabrero […] Muy rara vez aparecen giros españolizantes y la única
concesión es la utilización del ritmo de seguidilla, caso de las obras de Paulina" (Lacárcel, 2021).
Lacárcel recoge referencias de la prensa especializada como:
La crónica que firma Joaquín Espín y Guillén en La
Iberia Musical en su número 13 publicado el domingo 27 de marzo de 1842.
Se trata de una crónica-crítica en torno a la interpretación del Stabat Mater, de
Saldoni en el que intervienen como cantantes Paulina Cabrero y su hermana
Julia, sobre las que Espín y Guillén no escatima elogios.
Una segunda importante
referencia a Paulina aparece en La Iberia Musical, en su número 18 de fecha
1 de mayo de 1842. Una crónica que firma
Mariano Soriano Fuertes: "El corazón nos decía ya lo que íbamos a oír en la última parte de esta función.
La profunda sensibilidad de Paulina Cabrero, la sobresaliente poesía de la
composición titulada La tumba de mi madre, nos hicieron sospechar que sería
una bella obra; mas todo cálculo, por muy aventajado que se formase, se quedó
corto. La tumba de mi madre es una oración sublime, es el renombre eterno de
Paulina. Nada exageramos; aun nos parece poco […] Paulina Cabrero en esta composición musical no ha sido mujer, no; ha sido
un ángel inspirado del Señor que cruzando el anchuroso espacio ha venido a
recordarnos la morada celestial. […] Paulina sólo pudo transportarnos a esa
región aérea donde el sufrir se olvida, donde sólo hay un pensamiento.
Paulina ejecutando su tierna composición lloraba, los espectadores lloraban
también, pero el llanto del espectador fue del instante y el de Paulina cayó
gota a gota en el corazón, para durar eternamente. ¿Y puede pensarse que
estas composiciones tienen maestro? No, todo el lauro es de Paulina y de ella
sola. Esta mujer celestial ha remontado su vuelo donde es hasta difícil poderla
alcanzar. […] La tumba de la madre adorada debió estremecerse, llegando a la
región del descanso los ecos de Paulina a despertarla del sueño eterno para
escuchar los expresivos acentos de la hija" (Lacárcel, 2021). Aparte de lo exagerado o ampuloso que nos pueda parecer, lo
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Coro de Monjas |
cierto es que la obra de Paulina Cabrero tuvo merecido éxito por el buen
planteamiento melódico y armónico con que estaba construida. Soriano destaca además la actividad de Paulina tanto como compositora, organista, pianista y cantante. Y se refiere también a la hermosa obra Coro de Monjas, escrita para voz y órgano
y que al crítico le parece nueva y armoniosa; también se hace eco de una melodía
al estilo italiano titulada El trovador de la que resalta que está escrita con mucha
maestría (Lacárcel, 2021).
Otra referencia la encontramos el 3 de julio de 1842 en el N.º 27 de La Iberia, el importante
comentarista y compositor Joaquín Espín y Guillén se refiere a la obra de Paulina titulada Primeras impresiones musicales. Es francamente favorable a la joven compositora "cuyo renombre es conocido
y apreciadísimo de todos los profesores de música que miran en esta joven
sobresaliente, un genio músico dedicado a brillar en el doble género de cantante
y compositora... Hecho nuestro análisis con el detenimiento y conciencia que se merecen las
primeras inspiraciones musicales de Paulina Cabrero y Martínez, no podemos
menos de felicitar a la joven compositora por el buen éxito con que cultiva el
arte y por las excelentes producciones que acaba de publicar, que desde luego
merecen nuestra débil aprobación, haciéndonos considerar a Paulina en una
altura donde hasta ahora vemos colocadas a pocas personas" (Paulina Cabrero y Martínez, 2022).
El
domingo 1 de enero de 1843, en la página 7 hay dos noticias que atañen a la
joven compositora. Una de ellas da cuenta de que se cantarán en la iglesia-capilla
del Buen Retiro, «varios villancicos compuestos por la joven apreciable señorita
doña Paulina Cabrero de Martínez; la compositora y su bella amiga (?) son las
encargadas de la ejecución». La otra noticia que tiene como protagonista a
Paulina Cabrero es la que hace referencia a la aparición de un nuevo periódico
de música y literatura que se titula El Genio: «Una cosa notable hemos advertido,
y es, que a la cabeza de los redactores músicos se lee el nombre de la apreciable
y ya aplaudida compositora doña Paulina Cabrero de Martínez» (Lacárcel, 2021).
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Villancicos, Paulina Cabrera |
En el número correspondiente al 8 de enero del
mismo año, Espín y Guillén hace una amplia crítica de los Villancicos: "... qué no merece una niña joven, de expresivos ojos, y en cuya frente se ven
cruzar mil pensamientos de inspiración que vertidos en el lenguaje divino de la
música, tienen que arrebatar y producir un entusiasmo frenético en el alma del
que una vez sola tiene la dicha de escucharlos? Dispénsenos el lector, si nos
cree alucinados al tomar la pluma para escribir, en nuestra Iberia Musical el
nombre de Paulina Cabrero de Martínez; no es la primera vez que la tomamos
para dar cuenta de las inspiradas producciones de esta joven compositora de
nuestros días y de nuestro suelo, y plegue al cielo que el que estas líneas
traza, no sean las últimas que en obsequio de un genio que ya nos pertenece,
dedique en alabanza de persona tan bella, y que tanta parte toma en el brillo
del arte que hoy día da la norma en todas las sociedades y círculos de buen
tono...Salve, Paulina. Sigue progresando en la senda en que tantos lauros te espera;
escribe tus impresiones, hazlas ejecutar por personas dignas de ti, muéstralas
a la faz de tus amigos y compatriotas, y los aplausos de los hombres, y el ósculo
de las bellezas te recompensarán dignamente" (Lacárcel, 2021). Señala que el concierto está presidido por la Familia Real.
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Temores de la Inocencia |
El número 2 de El Anfión
matritense se hace eco
de un acto musical y literario celebrado en un salón de Madrid, y al hablar de
Paulina dice textualmente: "Esta señorita es una notabilidad distinguida en sus cortos años. La noche
del lunes último tuvimos nosotros el gusto de oírla en la sesión amigable de
artistas y literatos celebrada en casa de nuestro ex consocio, el señor Espín y
Guillén; y los bellos patéticos acentos con que la señorita Paulina expresó al
piano una de sus primeras Inspiraciones, nos conmovieron de un modo difícil de
describirse" (Lacárcel, 2021).
Lacárcel vuelve a mencionar el magnífico trabajo de Nieves Hernández
Romero donde hay una referencia explícita al periódico La Ilustración en
su número 52 con fecha de 28 de diciembre de 1850. Donde aparece un amplísimo
artículo firmado con las iniciales B.M. de A., en torno a la atractiva figura de
Paulina desde sus comienzos, y es un acabado estudio biográfico con jugosas
anécdotas como la admiración que sentía por Paulina el célebre tenor Rubini, o
la calurosa felicitación que le dedicó Liszt quien además pidió permiso a Paulina
para visitarla. En París, Paulina conoció y trató a Pauline Viardot, y la música
de la madrileña mereció los elogios de Donizetti. Especialmente interesante es
el hecho de que Meyerbeer quedó muy impresionado tras oírla cantar en los
salones de la Baronesa Blaze. El gran compositor de óperas lamentó que, por
culpa de los prejuicios sociales, no pudiera Paulina cantar en los escenarios. Su artículo acaba: "Dos palabras y habremos concluido; Paulina es grande por su capacidad y
grande por su ingenio. Sus facultades físicas, como sus facultades intelectuales,
su organización perfecta, en una palabra, para la música son de lo más admirable
y sorprendente que puede hallarse. Su entusiasmo por el arte, su aplicación al
estudio raya en frenesí. Los medios de que ha podido disponer para procurarse
buenos maestros y aprender de los modelos más excelentes han sido, sin
disputa alguna, los necesarios. ¿Cabe dejar de ser con tales elementos una
notabilidad en el arte, una celebridad musical europea, preguntamos nosotros a
la crítica? ¿Hay quien trate de cerca a Paulina y la niegue estas disposiciones y
circunstancias admirables?" (Lacárcel, 2021).
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"The Concert", James Tissot 1875 |
Desde 1844, fue colaboradora de una revista semanal literaria junto a figuras como Carolina Coronado, y alrededor de 1845, redujo su ritmo compositivo y emprendió un nuevo viaje a París, donde continuó interpretando soireés. También estuvo en Londres, donde conoció y trabajó con compositores como Meyerbeer. Con la muerte de su padre, en 1846, regresó a España, donde contrajo matrimonio con un militar, como ya comentamos anteriormente, y se instaló en Valladolid, lugar en el que abriría un salón de conciertos y se haría cargo de la Real Fábrica de Platería, heredada de su abuelo materno. Su regreso a Madrid, en el año 1857 la llevó a inaugurar una tertulia musical.
La producción musical de Paulina se resiente después de su matrimonio, como ya indicamos, esto obedece al concepto patriarcal que se tiene en esa época
del matrimonio y de la posición de la mujer en la familia. Paulina Cabrero contrae
matrimonio con un general de brigada y tiene que centrar toda su atención en
cumplir y asumir las obligaciones que la estrecha sociedad de la época asigna a
una señora casada y de alta posición social. El sentido de papel subalterno de la
mujer en la época hace que tenga que apartarse de lo que ha constituido uno de
los aspectos más importantes y, por supuesto, brillantes de su personalidad. Hay
que anular la propia valía quedando en un estado de sumisión respecto al papel
destacado del varón (Lacárcel, 2021).
Para Paulina la música es
una forma de expresarse, de mostrarnos la valía de una mujer que supo estar por encima de
circunstancias adversas como los prejuicios sociales que tanto contribuyeron a
acallar el talento de muchas mujeres en el siglo XIX. Fue una pionera,
marcó un camino por el que muchas otras podían encontrarse consigo
mismas. Deslumbró a la alta sociedad de su época, puso de manifiesto su fuerte
personalidad y no se escudó en las dificultades que iba a encontrar para hacer
pública su obra. Su obra no es muy
extensa, pero sí que es importante y plena de calidad. Fruto de una preparación musical muy intensa, de una consciente labor creadora, de su talento. Trabajó la música religiosa y de ella nos quedan un Benedictus a
tres voces, órgano y arpa, que data del año 1843, y una interesante producción
de tipo profano donde destacan Primeras impresiones musicales, con clara
influencia melódica de Donizetti, obras que se sitúan en el 1842; una Colección
de villancicos posiblemente de 1843; una colección de seis bellas canciones que agrupa bajo el título de Ecos de alegría del mismo año 43. En estilo belliniano puro precedidas de un pequeño preludio y un acompañamiento que sirve exclusivamente para sostener una melodía, según los rasgos del bel canto de Bellini: saltos de octava, séptima o novena, acordes de novena disminuida y uso de cromatismos en torno a una nota. La tumba de
mi madre, compleja y hermosa composición del año 1844; Los suspiros, de la
misma fecha; Temores de la inocencia, obra que dedica a su padre en 1842.
Luego vino el silencio, aunque aparecen algunos temas muy posteriores como
una Plegaria a la Virgen aparecida a comienzos de los 70 y en 1893 una Jota
aragonesa.
Paulina Cabrero presidió, en los últimos años de su vida, la sección de señoras de La Cruz Roja Española y la Comisión Central de la misma organización. Existen serias dudas acerca de la fecha de su fallecimiento que algunos sitúan sobre 1885 y otros sobre 1901.
Estilo y obras (Paulina Cabrero y Martínez, 2022)
El número de composiciones que se le atribuyen se aproxima a las setenta. Creó obras religiosas, música de salón-tanto vocal como instrumental-y piezas de baile. Cabe destacar, que el grueso de su obra es vocal. Se sabe que comenzó la composición de una ópera pero no la terminó y no tenemos ni un compás de la misma.
Como se ha mencionado, Primeras Inspiraciones Musicales fue la colección con la que |
Himno a S.M. la Reina |
Paulina Cabrero se consagró como compositora. Esta está formada por siete obras vocales y una obra para coro y su publicación se produjo en 1842. Entre las piezas que forman parte de esta colección, destacan Temores de la inocencia (cuyo texto fue escrito por Romero Larrañaga, letrista de la mayor parte de sus composiciones) o Bonheur a toi (romanza francesa con acompañamiento para arpa o piano) Primeras Inspiraciones Musicales fue muy bien recibida por la crítica.
Más allá de la buena recepción que obtuvo, esta colección es de gran relevancia por ser la primera escrita por una mujer editada en España. En ella, también escribió el Himno a S.M la Reina Gobernadora y sus excelsas hijas, para piano y cuatro voces, dedicada a la reina Isabel, y una vez más, con texto de Larrañaga. Estas obras presentan influencias del estilo italiano aprendido de Saldoni y Donizetti, así como de la romanza francesa.
La variedad de influencias que confluyen en la obra de Paulina se demuestra haciendo un
pequeño análisis de la misma. En esta colección, se nos presentan composiciones cantábiles, con estrofas a dúo y armonización sencilla como Himno a S.M la Reina Gobernadora y sus excelsas hijas, y otras en las que nos muestra su destreza armónica mediante el uso de texturas más complejas, como pudiera ser Bonheur a toi. Otra colección importante fue Ecos de Alegría. 6 canciones españolas, que se publicó tan solo un año después. En ella, la autora consigue conjugar el operismo italiano y la romanza gala con elementos melódico-rítmicos de sabor españolizante.
En síntesis, se podría decir que el grueso de
la obra de Cabrero es estrófica, con preludios e interludios instrumentales, y que en ella conviven elementos propios de la romanza francesa, del bel canto italiano, así como cierto sabor españolizante (ritmo de seguidilla encontrado en El gusto en la variación o El médico amor). Todo ello genera melodías genuinas, que, de la mano de armonías expresivas, consiguen cubrir sus composiciones con un velo de gran sentimentalismo, dramatismo y expresividad. No se puede describir la obra de esta compositora sin aludir a la estrecha colaboración que mantuvo con Gregorio Romero Larrañaga, cuyas letras se encuentran en unas 20 composiciones de Paulina. Con ello, una poesía caracterizada por la uniformidad rítmica, en la que se imprimen temáticas propias de la época romántica, se une a la música de Paulina Cabrero y da lugar a obras tan bien acogidas por los espectadores como Temores de la Inocencia:
Temores de la Inocencia
Aunque niña edad ya tengo,
Para temer la falsía
que el mundo en sus tratos cría,
y su torpe y su torpe adulación.
Ya sé que el lloro es la herencia,
que a la mujer ha quedado,
¡y soy mujer!
Padre amado, guarda tú, ¡ay!
guarda tú mi corazón.
¿Ves esa nube lluviosa
que fecundiza la tierra?
También en su seno encierra
el rayo de destrucción.
¿Si
da su jugo a las plantas,
por qué las abrasa luego?
Guarda mí Padre, te ruego,
guarda tú, ¡ay!
Guarda tú mi corazón.
Guarda mí Padre, te ruego.
En resumen, el estilo compositivo, como ocurría con la mayoría de música española del siglo XIX, es italiano, con una influencia notable del operista Vincenzo Bellini. Es decir, un estilo bel canto: virtuosístico, ornamentado y efectista. Destacan el uso de dos libretistas/poetas en sus composiciones: Pietro Metastasio, libretista de óperas italianas del siglo XVIII, y Gregorio Romero Larrañaga, primo político de Paulina, cabecilla de la tertulia romántica del «Parnasillo», escritor y gran defensor de las contribuciones de las mujeres al arte romántico -como indican los prólogos que escribió para las obras de la poeta Dolores de Cabrera y Heredia-.
Referencias bibliográficas:
Bofill Levi, Anna. 2015. Los sonidos del silencio. Aproximación a la historia de la creación musical de las mujeres. España: Editorial Aresta.
Lacárcel Fernández, José Antonio. 2021. Paulina Cabrero y la importancia de las mujeres en la música española del siglo XIX. En Zapata Castillo, Mª Ángeles & Botella Nicolás, Ana María & Yelo Cano, Juan Jesús (Eds.) (2021). Músicas y Género. Tradiciones heredadas y planteamientos recientes (pp. 41-58). Ediciones de la Universidad de Murcia (Editum).
Paulina Cabrero y Martínez. (2022, 13 de febrero). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 12:30, febrero 21, 2022 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Paulina_Cabrero_y_Mart%C3%ADnez&oldid=141647760.
Dáteme. Revista cultural y literaria de Guadalajara: Camacho Blanco Luis Felipe (9 de marzo de 2021). Compositores españoles (III): Paulina Cabrero. Dáteme Cultura. Recuperada el 7 de octubre de 2022 de https://datemecultura.com/compositores-espanoles-iii-paulina-cabrero/
Partituras para grupos instrumentales (RTA) y audios
Fuente de las imágenes:
Imagen 1.- Litografía de Paulina Cabrero. Diccionario de la música española e hispanoamericana, Emilio Casares / Biblioteca Nacional ,Madrid. BA/3800-413. autor J. Vallejo. Extraída el 7 de octubre de 2022 de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Paulina_Cabrero.jpg
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